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Los Llamarada


En este último tiempo he estado bastante observador de las actitudes que demuestran los ya mencionados CAMINANTES RUTEROS. Yo que pensaba que había descubierto una raza de gente, me vengo a llevar el chasco que sus actitudes caminantes son tan solo la punta del iceberg que emerge en un mar de costumbres enfermizas.

Como mis visitas hacia los pagos de los caminantes ruteros han incrementado, he empezado a almacenar en mi mente varios rostros y a identificarlos a la distancia.
Casi como en una película de suspenso, he logrado destacar la característica predominante de los mismos cinco minutos antes de que explote la bomba.

Casi en los principios de la posesión de la razón, a eso de los once años, recuerdo haber leído un libro que se llamaba “Los Chiriguanos y el Fuego”.
No era más que la inútil historia de un grupo de indios que descubrían el fuego y totalmente atónitos por su invento bailaban como hombres lobos alrededor del mismo.
Podían pasar horas y horas observándolo, intentando descubrirle alguna otra función que no sea quemar.

El cambio de estos personajes ha evolucionado de manera secreta en las personas que le daremos el nombre de; “Los Llamarada”.

Los Llamarada son personas que si bien pueden ser al mismo tiempo caminantes ruteros, la mayor cantidad de ellos son familiares de los mismos.
Su máxima virtud, es haber sobrevivido en un mundo tan actualizado, a base de conocimientos chiriguanescos.

Los Llamarada lo resuelven todo a fuego, casi como una dictadura de soluciones, implementan el chispazo para despedirse de todo lo que no les gusta.

Varios casos de Los Llamarada:

El Llamarada Ladrón: Este es el chupasangre social que se encarga de robar cuanto auto pueda, una vez de desbaratarlo en cuestión de segundos, lo rocía con nafta y lo prende fuego de una manera ridícula como si nadie fuese a saber que es un auto robado.

El Llamarada Jardinero: Este tipo puede encontrarse en casas de grandes jardines o aledaños. Su solución hacia la jardinería es mandarle chispazo a cuanto pasto no le guste. Cada vez que vean un pasto quemado, sabrán que allí vive un Llamarada.

El Llamarada Melancólico: Este personaje es el que sale en policías en acción amenazando con cortarse las venas con un pan lactal. Luego de que su mujer lo abandone por otro llamarada, el tipo resuelve aplicarle fuego a todas las pertenencias de su amada.

El Llamarada Higiénico: Casi como orgulloso de si mismo, no es raro observar a este tipo de llamarada en la puerta de su casa, o mas bien en la esquina del barrio echándole fósforo a un fondal infernal de basura. Normalmente se queda allí para ver su obra maestra.

Estos son solo algunos de los casos que se viendo a la luz del día, y en su mayor cantidad, los llamarada cumplen no son en su caso un solo tipo, sino la suma de todos los casos. No es un Llamarada aquel que corte el pasto pero incendie el auto, sino que para serlo 100% y ser reconocido como tal ante sus pares debe tener el fuego como solución ante todo.

Los 10 Jugadores del Casino

Y así sin más, la suerte estaba echada. El crupier repartió a cada uno de los integrantes de la mesa de blackjack sus dos cartas. Yo estaba casi asegurado, tenía 20, igual que el primero de la mesa. El segundo estaba complicado, sumaba 13. Después venia un chino que jugaba en dos casilleros al mismo tiempo, en uno de ellos tenia dos 8 y sumaba 16, en el otro sumaba 20. Yo, que tenía 20 como dije, y mi novia ultima que sumaba 15.
La banca tenía un 6, podía sumar cualquier cosa, aunque es una costumbre pensar que tiene 16 y por ende debe pedir otra carta y pasarse.
Todos hicieron sus respectivas jugadas, el primero de la mesa abrió con dos figuras y puso en juego en total $ 500. El chino también abrió en uno de sus dos casilleros y puso en juego $ 600.
Todos se negaron a otra carta menos mi novia que sumaba quince, el crupier le dio un 6 y formo 21.
La banca dio vuelta sus cartas y sumaba 16, obligado a pedir saco otra más y era un 4, si nada más y nada menos, sumo 20. Todos los que estaban en la mesa perdieron, menos mi novia que con 21 gano.
Enojado el señor del primer casillero recrimino cómplice a uno de sus amigos, sin siquiera mirarnos, que al 6 no se le pide carta, que no sabia jugar. No se si fue producto de mi imaginación o escuche la palabra “boluda”.

- Que te pasa? Exclame con la cara desencajada.
- Eh?. Contesto el señor mientras se daba media vuelta y se iba de la mesa.
- Ey! Pelotudo! Que dijiste?. Volví a atacar…

El troglodita me ignoro de nuevo y tuve que pararme, camine hasta adonde estaba y le pregunte de nuevo.

- Que te pasa salame?
- Flaco, como va a pedir carta si la banca tiene un 6?. No se puede pedir.
- Pero vos que te pensas, que esto es un partido de papi fútbol?. Obvio que se puede pedir, es mas, pidió y gano.
- Si, y por eso perdió toda la mesa.
- No, mi novia gano y yo empate, vos fracasaste. Aca no se juega en grupo eh, a mi me chupa un huevo si vos perdes mientras yo gane. La felicitaste cuanto te salvo 5 manos seguidas? Le pagaste algo?
- Flaco, habla con alguien que sepa….
- Pero que sos retrasado?. Si vos sabes tanto como puede ser que tengas terrible peladura, no ganaste una mano forro, estas salado como una aceituna.
- Deja…deja…..imploro mientras hacia ademanes con sus manos como si yo jamás fuese a comprender le teoría del blackjack. Más me saco de quicio.
- Tomate el palo viejo por que te sigo a todas las mesas y pido carta con 21.

Por eso, comparto con ustedes los 10 Tipos de Jugadores de Casino:

El de la Verdad de la Mila: Este es el personaje que protagonizo la historia antes relatada. Le encanta contar historias en las cuales “pablito” le jugo $ 50.000 al treinta y dos y reírse como un enfermo argumentando que el 32 nunca sale. Envidioso como nadie es capaz de matar a su hermano por una mano ganadora de blackjack. Es el típico retrasado que siempre esta esperando sucesos poco comunes en el casino para analizarlos con un telebing de la ruleta. El siempre tiene la posta, cuando pedir carta y cuando no, a que numero jugarle y a cual no, pero jamás salio del casino con una moneda.

La Vieja Oligofrénica: Esta mujer hizo un pacto con el diablo y sin duda alguna nos sigue como paga por nuestros errores. Es adicta a los tragamonedas y en cada tiro que lanza, incluso antes de saber lo que le va a tocar, maldice y se toma la cabeza.
Tiene en su avejentada memoria marcado a fuego quienes sacaron el “jakot” y quienes no de cada maquina. Es imposible jugar a algo con esta lagartija semimuerta al lado de uno, implora cosas locas y se lamenta, haciendo que todos le escapen como al ebola.

La Gorda del Complot: Inesperadamente creo que es esta la que mas bronca me fomenta. Jamás juega a otra cosa que no sean los tragamonedas, de vez en cuando se anima con las maquinas de video. En todo momento esta convencida de que el dueño del casino, el cual es un señor que se llama “Fernando Casino”, olio entre sus andrajosas vestimentas el apolillado billete de $ 20 que posee y desde una sala especial controla la maquina adonde ella juega solo con el fin de apoderarse de su dinero.
Nunca se fue del casino sin repetir: “ Es una vergüenza, es una vergüenza”.

El Autentico Vago: Me saco el sombrero y hasta me pongo de pie para hablar de este señor.
Que fue toda esta nueva moda de las maestras encubriendo el retraso mental de los hijos a sus madres argumentando que “puede, pero es vago”?. Vago hay uno solo señores, y sin duda alguna es este.
Este señor estaba tan convencido de que jamás en su vida iba a trabajar, que decidió dedicarse de lleno a la imposible tarea de resolver la formula de la ruleta y hacerse millonario. Que valor! Que coraje!. Mírenlo, parado al lado de la ruleta con lápiz y papel, podría venirse el mundo abajo y no se le movería un pelo. Imaginen ustedes las amarguras y discusiones que ha debido enfrentar debido a su acérrima obsesión con no trabajar, y aun persiste, legendario e inamovible, como el autentico y único vago.

El Apostador Grupal: Después de La Gorda del Complot, sin duda alguna este paquete de pelotudos debería ser declarado persona no grata dentro de todos los casinos.
Generalmente son un grupo de tipos, aunque puede ser mixto, los cuales hicieron una vaquita lastimosa y con la recaudación de seis miembros compraron una ficha de $ 100.
Si juegan a la ruleta, se dividen las fichas y las juegan a todo vapor, festejando y lamentando como si cada una de ellas valiera $ 1.000.000 - . Todos los que realmente desean apostar deben aguardar a que este grupo de garroneros pierdan su miserable suma de dinero, generando en torno a la mesa un mal humor impensado.

El de la Perorata: Este personaje “Franchelesco” asiste al casino solo con el fin de poder realizar por momentos su inmaculado sueño de magnate empresarial. Es capaz de patinarse solo el sueldo en una bola si una mujer esta en la mesa, y jamás, pero nunca acierta una sola.
Juegue a lo que juegue siempre busca engañar a todos, haciendo ciertos gestos y movimientos de quien no le importa perder $ 5.000 en una mano de blackjack.
Finalmente sus zapatos “ Ombú”, nos revelan lo solo que esta en el mundo y su prominente complejo de inferioridad.

El de Leaving las Vegas: Este señor nunca supe si entra alcoholizado o simplemente se emborracha con una sola copa de cerveza. Siempre esta caminando entre los pasillos de la Ruleta, respirando como un dragón y diciéndonos frases totalmente vacías “un indio me dijo; hay que saber perder, y ganar”.
Es el hazmerreír de la mesa de blackjack, el cual al recibir sus dos cartas, totalmente atónito intenta concentrase como un francotirador en poder descifrar que significan esos números en las cartas que no logra ver.
Jamás en la vida se retiro del casino sino escoltado de dos guardias que afirmaban su teoría del complot hacia el.

El Vitalicio: Si de ganas de vivir se trata, el sin duda es el numero uno. Concurre al casino solo los días en que hay show, y es capaz de matar a la madre con tal de ir a patearse una salsa gratarola entre medio de los tragamonedas y sociedades de fomento ancianiles.
Se emembrilla la caporra a todo vapor y no duda un instante en convertir el casino en un boliche. Es familiar del martingala y jamás juega una sola moneda, pero entre el receso de las bandas va como mosca al sorete a decirle a todos como tienen que ganar en cada maquina.

El Chino: No se, pero para mi son mufas, si juegan en mi mesa siempre pierdo. Nunca están solos, siempre son un grupo de no menos de 3.
Jamás están en silencio sino que hablan a la velocidad de la luz riéndose constantemente ganen o pierdan. Juegan cantidades grandes de dinero y fieles a su estilo de Anama Ferreira por más que vivan en Argentina hace 30 años, no saben pedir carta en castellano. Nunca piden nada del bar, y el 83,5 % de las veces ganan.

El Crupier Buena Onda: Este espécimen constantemente intenta sociabilizar con los jugadores. Aparentemente no entiende que todo aquel que esta sentado en la mesa lo odia y quiere que se muera.
El persiste en contar anécdotas y felicitar a quienes ganan. Es importante tener en cuenta que si el crupier es buena onda siempre te termina pelando.
Tiene una suerte de la san puta y puede pedir hasta 33 cartas sin pasarse. Su sueño es que en alguna reunión de empleados lo apoden “maverick”, para poder vestirse de incógnito y darle rienda suelta a su locura de “hombre carta”.

Los 10 Tipos de Taxistas

Por dios. No se que me hizo pensar en subirme a este taxi - pensaba totalmente arrepentido- para variar sabe que estoy apurado y tiene mi direccion de destino.

- De donde sos Pibe?. Ataco nuevamente el taxista

Los taxistas preguntan adonde vas ni bien subís solo con el fin de apresarte y de regular la charla hasta tu destino.

Como hago para bajar? Como me tiro de este carromato del infierno?.
Acaso podría decirle: “Sabe que? Déjeme acá que con este día me pateo las 582 cuadras que faltan”?.

Viejo de mierda, Y si lo desmayo?. No, no hay nada contundente con que romperle el zapallo.

Soy como un ratón que solo se introduce en su trampa. Me había condenado al eterno dialogo de este viejo “cacho castaño” y siquiera podía faltarle el respeto. La única oportunidad era iniciar una pelea loca y sin sentido.

- Soy de Tigre, del barrio de los más porongas. Exclame envalentonado.
- Ahh de lejos che….
- Si, pero me vine a Capital a coparle la parada a los giles….
- Jaja…. Rió el taxista
- Viejo puto.
- Como me dijiste?
- Viejo puto.

El polillo quedo mirándome azorado por el espejo retrovisor. Justo cuando pensé que estaba a punto de desatarse una batalla campal dentro del peugeot 504, exclamo:

- Me bancas 10 minutos que cargo gas?.
- Si jefe, ningún problema.

Acaso era sordo? O iba a juntar a una bandita de inoportunos para darme mi merecido en banda?. No se, solo se que mientras cargaba gas, yo fui al baño.
Y del baño, huí como un condenado a cadena perpetúa, camine las 582 cuadras que faltaban a mi casa y me puse pensar en los 10 tipos de taxistas más comunes de Buenos Aires.

El que quería ser colectivero: Este animal con registro atiborra el auto con todo tipo de chirimbolo aterciopelado, se niega a prescindir del perro que sacude la cabeza y cuelga del espejo retrovisor cantidades groseras de rosarios plásticos. Para completar la barroca decoración del espantomóvil, ubica fotos de su infesta lechingada en los rincones más insólitos del vehículo, sometiendo a los pasajeros a la desagradable tortura de tener que tolerar las miradas de niños horribles desde todos los ángulos, escuchar anécdotas familiares pedorras y tener que fingir interés en las mismas.

El pollo de Rockefeller: Un clásico de la fauna tacheril, esta bestia analfabeta gusta de recordar con nostalgia su pasado como próspero dueño de una fábrica de zapatos, brillante gerente de una empresa o hábil inversor en la bolsa de valores de Tokio. Jamás aclara cuáles fueron los motivos que lo llevaron a la ruina más extrema y vergonzosa, pero se esfuerza en aclarar que la culpa fue del gobierno, de un socio garca o de un empleado mogólico. Si fuese por él, estaría nadando en dólares como el Tío Rico o tomado margaritas con Yabrán en las Islas Caimán.

El que se cree Rolando Rivas: Este guanaco enajenado no maneja un taxi: gestiona una empresa de citas. Experto mirador de culos y emisor de bocinazos y guarangadas varias, ni bien sube una pasajera acomoda sin pudor el espejo retrovisor para tener una mejor perspectiva de las piernas o el escote de la misma. En franco plan de levante patético entona la voz cual galán de telenovela berreta y apela a los recursos más viles con tal de llevar a cabo su oscura misión: conseguir el número de teléfono de la pobre mujer.

El tanguero melancólico: El tanguero maneja a dos por hora una catramina destartalada e insegura que huele a viejo. Nunca tiene menos de 75 años y porta cara de depresión crónica, congruente con los acordes tristísimos que emanan con una calidad de sonido espantosa del pasacasettes rotoso de su infernal vehículo. Lo único bueno de este dinosaurio es que raramente busca establecer diálogo, tan ensimismado está en sus lastimosos pensamientos.

El de que “con los milicos estábamos mejor”: Huelga decir que el dial de este energúmeno fascistoide está clavado inamoviblemente en Radio 10 y que su actividad favorita es despotricar contra todo y contra todos. Opinólogo enardecido como pocos, no deja títere con cabeza a la hora de tirar mierda y taladrarle el cerebro al despistado pasajero, que no se percató de la bandera nacional que flamea con orgullo en la ventana derecha del vehículo. Retrucar es inútil y desgastante: al de los milicos, como a los locos, siempre hay que darle la razón.

El indeciso preguntón: La mayoría de la gente se toma un taxi confiada en que el chofer sabrá llevarla a destino con rapidez y pericia, en vistas a que precisamente en eso consiste su trabajo. El indeciso en cambio atormenta al pasajero con preguntas insufribles del tipo “¿por Córdoba o por el bajo?”; “¿Por el túnel o por el puente?”, “¿Es mano o contramano?”. Si uno simplifica contestando “por el camino más rápido” o “por donde le parezca” se verá expuesto a un interminable discurso sobre el tráfico porteño, lo mal que manejan las mujeres o lo desconsiderados que son los colectiveros.

El meteorólogo profesional: Este imbécil certificado le da un significado nuevo y personalizado al concepto de “charla sobre el clima”. No le alcanza con comentar el frío, la humedad o la nieve del 9 de Julio, no señor. El tipo es capaz de mantener un monólogo largo como viaje a Ezeiza ida y vuelta sobre las inclemencias meteorológicas, la corriente del niño o la tormenta de Santa Rosa. Extiende pronósticos para los próximos 15 fines de semana y agobia al pasaje con insólitas teorías sobre el cambio climático y las probabilidades de que caiga granizo en capital y le abolle otra vez el auto.

El futbolero empedernido: A esta calaña de ser humano le resulta completamente indiferente que en el asiento de atrás viajen un hincha de Boca o de River, un par de abuelitas sordas o un turista japonés. Él tiene que hablar de fútbol a toda costa, comentar los resultados de los partidos del domingo y echarle la culpa de todo al árbitro o al DT. Su momento más glorioso es el Mundial, época en la cual aprovecha para sintonizar a un volumen desquiciado los encuentros más intrascendentes y vociferar a los gritos pelados su indignación por cualquier cosa.

El de la juventud perdida: A simple vista es casi imposible calcular con exactitud la edad de este pelilargo inmundo, pero a juzgar por su aspecto de rockero devaluado y sus delirios de eterno adolescente cualquiera diría que se encuentra en la cresta de la ola de la crisis de los 30. No escucha otra cosa que no sea la Rock & Pop y, sobretodo si el pasajero es joven, se sale de la vaina por hacerse el canchero y el piola.
Las variaciones de esta escuela incluyen a la versión “hits latinos”, cuyo sueño es terminar convirtiéndose en el protagonista de una canción de Arjona. Si el pasajero es de sexo femenino, aparte, hay grandes posibilidades de que en mitad del viaje mute e intente la gran “Rolando Rivas”.

El filósofo que maneja: El taxi no es para éste delirante un vehículo de transporte sino uno de sabiduría milenaria. Sufre de un trastorno esquizoide que lo lleva a creerse psicólogo, astrólogo, filósofo y Dalai Lama al mismo tiempo, y tortura sin tregua a los indefensos pasajeros, que tienen que someterse a escuchar sus valiosos consejos y directivas de vida como si de verdades reveladas se tratasen. Siempre aprovecha para mechar anécdotas sobre su vida exitosa y su envidiable paz mental, y no para hasta que uno le cuente alguna historia escabrosa o deprimente, todo con el fin de inflarse el pecho y “tirar la posta”.

Los Limites de la Fama


La gente normal, común y silvestre, llega a un punto de su vida en el que decide a qué va a dedicarse, atraviesa una crisis más o menos profunda y eventualmente, apremiado por la inevitable necesidad de convertirse en un ser humano productivo, se deja de boludear y se pone a trabajar.
Están los que la pegan, los que se conforman, los que dudan y los que se arrepienten. Por supuesto, también están los que fracasan groseramente, los mediocres y los que le harían un favor a la sociedad haciéndose mantener por un plan trabajar.
Al margen de todas estas generalidades ha nacido una casta infesta de gentuza soberbia, que se refiere a sí misma con el título de “artista”. El “artista” no es el cantante, ni el pintor, ni el cineasta. Es el que se cree que puede hacer TODO eso y más también, y para colmo, está convencido de que puedo hacerlo realmente bien y hasta pretende reconocimiento, fama y fortuna por eso.
El “artista” es, en pocas palabras, el chorro absoluto, ese que tal vez un día, nadie entiende muy bien por qué, hizo alguna boludez atroz pero “artística”, a partir de la cual el muy tarado se siente autorizado a incursionar en otras ramas creativas, convencido de que su “Yo interior” y su genio absoluto son un comodín que puede aplicar impunemente a cualquier cosa que se cruce por su diminuto cerebro, todo y solamente por ser reconocido bajo el titulo de “Famoso”.
En un mundo sensato y coherente existiría un tribunal especialmente dedicado a “Los Famosos” y sus delirios. Existiría un jurado encargado de analizar los proyectos demenciales de este batallón de parásitos, evaluar el potencial impacto de los mismos en la sociedad y, finalmente, dictar condenas acordes al nivel de daño que éstos tendrían para el resto de los mortales.
Para poner un ejemplo tangible, en Argentina la fama sería como un locker -o casillero- de supermercado. Cada casillero es una rama del arte, deporte, o medio que le pueda proporcionar a alguien ser “Famoso” y cada uno tiene su llave correspondiente. Pero necios y ambiciosos, los “Famosos” no se conforman con dejar sus bolsas en un casillero sino que quieren tener las llaves de todos. Empezar a abrir como locos todos los lockers y colocar un poquito de su bolsa en cada casillero. Bueno, ¡se acabo! La fama no es la llave universal; la fama debería ser el reconocimiento popular por una desmedida virtud en una determinada tarea. Una merecida distinción del resto de las personas. Por ende, Fito Páez no debería jamás dirigir películas, ya que hay gente que lo hace mucho mejor. Celeste Cid nunca podría escribir un libro, Leticia Bredice no debería hacer música, y Facundo Arana no debería cantar –gritar- como un elefante apareándose.
¿Acaso no es un desencadenante de locura un grupo de personas gritando como poseídos “circo beat, circo beat”?. ¿O “cambio gajo por infusión”?.
El tribunal en cuestión estaría formado por gente extremadamente capacitada en lo que al arte se refiere. El mismo deberá poder disponer de los mismos poderes que cuentan los jueces a la hora de sentenciar condenas, de manera que el peso de la ley haga a los menos habilidosos – mediante el rigor- abandonar de inmediato sus insípidas anhelaciones de fama.
De esta manera, además de contribuir al bienestar de los habitantes del país, los mismos artistas se ahorrarían una cantidad invaluable de tiempo, dedicándose desde el primer momento de su vida adulta a la única actividad que su única neurona los habilita. Así, por ejemplo, nunca hubiésemos tenido que tolerar años tortuosos de Fabián Gianola pretendiendo ser actor, cuando todo el mundo sabe que no debería haber hecho otra cosa que vender y aspirar jabón en polvo desde su primer año de vida.
En un más que humilde intento de empezar a simplificar el tema, he aquí una lista de los diez primeros juzgados, con sus respectivas condenas:

Celeste Cid: Independientemente de que tener una fisonomía eternamente detenida en la edad de 15 años y haber concebido un hijo con una pseudopersona del mundillo musical sean méritos más que dudosos, lo verdaderamente irritante es que alguien en el mundo haya accedido a publicarle a esta oligofrénica un libro con un nombre ridículo, que para colmo se vende a precios exorbitantes en librerías extranjeras. No señor. Muy atinadamente, el tribunal hubiese fallado en contra de ese desperdicio editorial, y la condenaría a pasar la eternidad trabajando de maestra jardinera, recortando figuritas con tijera de punta redonda y armando collages, ya que tanto le gustan.

Fito Paéz: Este esperpento desgarbado y espantoso debería, en primer lugar, haber sido recluido en un zoológico desde su más tierna infancia. Su clara semejanza a una cruza entre un Yorkshire Terrier y una jirafa demuestran que no es humano. Se caracteriza por componer canciones de manera enferma, pegando como un rompecabezas cualquier palabra que rime con la anterior. Por ejemplo: “circo beat todo el mundo juega aquí en el circo beat ...”. Como no posee talento o coraje para componer algo con contenido disfruta de putear en sus canciones sin sentido alguno: “la puta madre que los re mil parió, ¿por qué nos cuesta tanto el amor?”.
No contento con esto, se decidió a dirigir películas, creando uno de los peores fracasos del cine Argentino.
La condena para este personaje que disfruta tanto de lo “limado”, seria limarle, a su gusto, las cuerdas vocales con un rallador de nuez moscada hasta que quede incapacitado de volver a decir una palabra.


Dolores Fonzi: Ninguna persona con un parecido físico tan abrumadoramente cercano al de un hobbit debería estar habilitada a hacer absolutamente nada que involucre un mínimo contacto con el resto de los mortales. Si tu altura no supera el metro veinte y tu cintura brilla por su ausencia, no deberías ser modelo. Si tus capacidades interpretativas rozan la vergüenza ajena, deberías abandonar el delirio de ser actriz. Si tu inteligencia es equivalente a la de un loro borracho, nunca deberías aspirar a dirigir ni una película, ni un corto, ni siquiera un video con tu celular. En este caso, sin embargo, la condena va para los padres, por haber generado no uno sino dos seres insufribles e inútiles.

El Ruso Verea: Este ogro símil Shrek atenta y roba en todos los lugares adonde se brinde. Quiere ser metalero, reportero, periodista deportivo, Punk, Vendedor de Cds, Director Técnico, Escritor, Jugador de Fútbol, Relator, Columnista, actor, músico. Y ahora Blogger.
Se desvive por que la gente lo considere un tipo reacio y ermitaño que aparece en los momentos críticos para sacar a la luz la verdad. Más bien es el jorobado de Notredame, que fue arquero de Talleres de Remedio de Escalada y que para cualquier cosa que esté alejada de eso tiene menos profundidad que una pelopincho. La sociedad pide a gritos su exilio a la isla de Lost.
Su condena es la más trágica, dura y penosa de todas.
Se lo condena a ser eternamente “El Ruso Verea”, no se le puede dar más rigor que el que le dio la vida.

Deborah del Corral: Esta jirafa chueca de dientes torcidos con complejo de Joey Ramone empezó su demencial carrera en la fama como modelo noventosa, y allí debería haberse quedado. Pero no. Algún productor drogadicto la convenció de hacer un programa de televisión, ella sola se cargó a 2 de 3 Soda Stéreo y ahora, bajo la influencia de vaya uno a saber cuántas y cuáles drogas alucinógenas se dedica a lo que, según ella, es su gran amor: la música. Un orangután manco blandiendo sus grotescos muñones sobre un tambor tiene sin lugar a dudas más sentido musical, pero Deborah insiste.
Por necia, el tribunal le impondría como castigo pasar el resto de sus días encerrada en una habitación de 1mt cuadrado aturdiéndose mutuamente con otros imbéciles de su misma estirpe, como Leticia Bredice y Matías Camisani.

Sergio Goycoechea: ¿Hace falta decir algo? Durante y después de su carrera como futbolista vendió cuanto producto se fabricara para el uso humano. Finalmente, luego de fracasar como cara de campaña de cualquier empresa, decidió desembarcar en la conducción del programa que se le ofreciese. Un buen ciudadano tuvo la buena idea de mandarlo a viajar por el mundo, lejos de la población Argentina, dándonos la oportunidad de esquivar su inexorable estupidez e insufrible “buena onda”.
Su condena será ser atado a una butaca de cine, como en la naranja mecánica y ver una y otra vez los cinco goles que le metió Colombia.

Natalia Oreiro: Recién llegada de tierra Uruguaya, desde donde escapó al destino de cultivadora de tomates perita que naturalmente le correspondía, esta guaranga con cara de melba parecía casi inofensiva. Sin embargo, con el correr del tiempo y gracias a la tan mentada generosidad argentina, la muy tilinga fue escalando posiciones y saltando de rubro como una langosta esquizofrénica: fue extra intrascendente; novia de macaco mediático; actriz mediocre; cantante patética y, la mejor, fracasadísima “estrella de circo”. Por ahora se limita a ser mujer de músico (cosa que tampoco se entiende), pero nunca se sabe con qué puede llegar a salir en un futuro próximo.
El castigo impuesto a esta expatriada insufrible es mandarla con una estampilla en el orto a hacer trabajos forzados como picapedrera en Yugoslavia, país en el que por otra parte cosechó una fama inexplicable en sus “mejores” momentos.

Boy Olmi: Desprovisto totalmente de sus facultades mentales, este actor se aparece, como el mito de los pitufos, en cualquier programa para despacharse con cuanta locura se le ocurra. Si bien no es un personaje odioso, cada vez que muestra un poco de lucidez es invitado a algún programa en el cual el conductor tiene que manipularlo como un barrilete para que conserve su momentánea salud mental. Sus versos líricos muestran el fiel reflejo de su locura galopante, pero aun así insiste en vivir de su fama vendiendo lo que sea.
Su condena es un tanto confusa, como la de Seinfeld, ya que no se sabe que lo alteraría. Sin embargo hemos decidido dejarlo en libertad, solo con la condición de que tenga un programa de diálogos para él solito adonde todos podamos mofarnos de sus delirios.

Juan Cruz Bordeau: Este descerebrado insoportable se ubica, junto a “grandes estrellas faranduleras” locales como Sofía Gala y Juanita Repetto, en la triste categoría de “hijo de artista”; una calaña de personajes odiosos e inútiles que el pueblo argentino no tiene por qué seguir tolerando. Comparten la particular característica de carecer de talento alguno y ser unas lacras sociales por donde se las mire, y de no ser porque cuentan con el dudoso aval de la portación de apellido, deberían dedicarse a servir hamburguesas de gusano en un Mc Donald´s infesto del conurbano bonaerense.
La condena para estos herederos infames es la más fácil: hay que lobotomizarlos y atarlos con una correa a la cintura de sus padres, para que quede bien en claro que de no ser por ellos jamás llegarían a ningún lado.

Beto Casella: Nadie sabe de dónde salió ni cómo llegó a la fama este personaje. Si de chorros se trata, el tarado se lleva todos los premios. Primero intentó hacerse pasar por un gran creador robándole dos textos Hernan Casciari. Ahora, sin embargo, lleva adelante un afano todavía más lastimoso: su ciclo de televisión llamado “Bendita Tv”. A veces miro ese programa para experimentar lo que es la vergüenza ajena, y mientras lo miro me tapo la cara con el codo como si todos me estuvieran observando. Es tan claro y tan obvio que intentan copiar a “Duro de Domar” que no se entiende cómo todavía no entró la policía Canal 9 para llevárselos a todos presos en vivo.
La única diferencia que hay entre este carbónico berreta y el original es que en “Bendita Tv” absolutamente todo es paupérrimo. El Beto Casella es una ametralladora de chistes malos, y para colmo está acompañado por un racimo de pelotudos que gozan y disfrutan de formar parte de este ciclo de robo. Es más que evidente que, de hacerse un país, más del 90% de las personas estarán de acuerdo con eliminar a este aborto de persona de la faz de la tierra.
Su condena no es otra que el apedramiento popular por tiempo indefinido, atado al obelisco y sin posibilidad de defenderse.


La Evolución Del Tarado Bonaerense

La zona norte de Buenos Aires fue siempre catalogada como el lugar de residencia de aquellos que más poder adquisitivo tenían.
No se equivocaban, la lógica era exacta, para vivir en una localidad cara, se necesita tener dinero, por ende, mayoritariamente quienes vivían en estos pagos eran empresarios, doctores, abogados, etc.

Con la llegada de la moda del country al país, el lugar preferido para desembarcar dichos emprendimientos fue nuevamente la zona Norte, lo cual ocasiono una nueva migración de gente de casta social alta. A medida que pasaba el tiempo, la Zona Norte se fue urbanizando cada vez más, gracias a la aparición de nuevos shoppings y paseos de compras, el ensanchamiento de calles, etc.
Los negocios que ofrecían comodidad a la gente de poder adquisitivo se multiplicaban: pet shops, lavaderos de autos a domicilio, servicio de jardinería, y hasta psicólogos de mascotas.

Sospecho que fue en esta migración donde se produjo el intercambio genético mediante el cual florecería el nuevo Tarado bonaerense.
Si bien no catalogo de genios a los viejos habitantes de la Zona Norte, tengo bien sabido que por tradición y con el fin de conservar el estilo de vida al cual estaban apegados, los hijos de sus padres, continuaban las carreras que alguna vez sus bis o tatarabuelos habían comenzado. Los apellidos tenían un valor poderoso porque todo estaba estructurado. Los Beccar Varela eran siempre médicos, los Lopetegui Abogados, los Sánchez García arquitectos, y el circulo de intercambio comercial se movía en base a contactos. Es más, creo que en épocas anteriores las tarjetas no existían, con solo decir el apellido, uno ya sabia todo.

Como dije anteriormente, sospecho que en el año ochenta particularmente, fue creado un ADN reproductor de tarados que cambiaria lo establecido.
De golpe y porrazo los jóvenes empezaron a verse mas débiles mentales que nunca, y ante la presión de ejercer algo productivo para la sociedad, sacaron tajado de su futuro asegurado, incurriendo como ratas a la alcantarilla al mundo de las artes.
¿Qué mejor lugar para ocultar la estupidez, que un mundo donde todo es incuestionable? Exacto. Mi visión del arte difiere totalmente de la opinión pública, que se refiere a esta disciplina como “cualquier medio de expresión”. Un pajarito pintado en una hoja canson numero cinco no es arte, un jabón tallado no es arte, y un pelotudo escondido dentro de una carrera artística solo con el fin de reclamar sus derechos civiles, no es artista.

Por eso, voy a hacer una enumeración de los 10 nuevos tarados bonaerenses, dentro de los cuales se incluyen estos “artistas” y los nuevos “curtidos”. En fin, los 10 tarados bonaerenses.

El Rasta: Esta persona pasa por alto toda teoría de vida que acompaña a la estética que le da el significado a los dreadlocks. Se hizo las rastas porque le apetecen estéticamente y porque buscaba diferenciarse de su grupo de bastardos amigos, los cuales anonadados por el cambio drástico de “Juancho”, le hacen poseedor del premio a la excentricidad. Los rastas sanisidrenses son la peor plaga de todas. Ni tocan reggae, ni conocen la historia, ni tienen idea de las premisas rastafaris. Eso si, les encanta disfrazarse para ir a la puerta de los boliches de moda a jugar el papel de cazador dentro del zoológico. Fuman porro periódicamente, y se refieren a esta costumbre como “adicción”. Siempre tienen teorías como “si la pacha mama me obsequio esto, es imposible que dañe mis neuronas”, dando por sentado que en algún momento las tuvo.
(En caso de querer ir a fotografiar a estos reverendos imbéciles, aconsejo acercarse a el bar Peru Beach, o en su defecto a Alvear y el rió).

El Cineasta: Esta papita es para pegarse una panzada de risa una noche entera. Su adicción es juntarse en departamentos –que sus padres les obsequiaron, por que ellos ya son independientes- a tomar mate y a ver películas under Argentinas. Generan debates acerca de Leonardo Favio y Eliseo Subiela en toda mesa que se brinde, y disfrutan mucho retornar a su grupo de amigos capitalistas para echarles sus absurdas teorías acerca del mundo que abandonaron, como por ejemplo que ”Nike tiene un grupo de esclavos en un barco produciendo zapatillas a mansalva”. Jamás llegan a nada, y su desesperación por mostrar la manera de vivir de la gente pobre, es solo la careta de sed de fama que poseen, haciendo cortometrajes que nadie jamás ve, con cuyo costo de producción hubiesen alimentado a 1.800 familias. En estos cortometrajes todo siempre termina con una toma adonde filman a niños leer un papel que dice “Gracias Colo, sos una persona maravillosa y estas acá, tocando gente pobre con tus manos, jamás lo olvidaremos”.

El Gráfico: Este no abandonó su grupo de amigos del todo, simplemente sufrió una metamorfosis dentro del mismo. La desesperación por mostrar su YO artístico lo lleva a disfrazarse de las maneras más ridículas, en busca de un reconocimiento dentro de sus amigos. Comenta como loco acerca de todas las publicidades que ve y siempre dice que tiene una idea innovadora, la cual nunca muestra debido a que es solo un triste bosquejo de una toma adonde un lavarropas dice “Para lavar la ropa, Lavarropas”. Constantemente busca el consuelo por su fracaso creativo en el abrazo que le proporciona su grupo de amigos al apodarlo como genio.

El Publicista: Estos son de lo peor. Generalmente se juntan con otros pares, que también abandonaron su grupo de amigos, por que les parecían “muy chatos”. Si bien no se disfrazan tanto, tienen un estilo de pelotudo muy marcado que se puede notar por el uso obsesivo de pins, remeras rayadas y bolsos cruzados. Al verse totalmente frustrados, porque al parecer en su carrera tampoco los entienden, llegan a perder el contacto con la realidad, solo con el fin de no aceptar su estupidez, y terminan convenciéndose de que todos son unos materialistas. En primer lugar se empiezan a drogar con tutti frutti, el segundo paso es pelearse con sus amigos, y por ultimo se reúnen todos y deciden viajar a Nueva Zelanda en busca de fracasos internacionales y de mayor envergadura.

El Músico: Este tarado tiene 25 años y todavía no aprendió a tocar una canción entera. Disfruta muchísimo de llevar “la criolla” a todos los preboliches que se arman. Su vínculo con la música es la traducción del despecho por el abandono de su novia, que se encamò con una camionada de músicos reales. Nunca toca en ningún lugar en el que no estén sus amigos, los cuales mas sordos que una almeja comentan a gente de otros grupos la habilidad musical de “Lucho Arostegui”.
Los padres lo avalan con tal de que haga poco ruido y no pida afecto, aunque la madre insiste constantemente en que debería formar parte de la banda de “Maria al Rescate de Negros”, fundación social y sensible formada por la mismísima Maria Arostegui.

El Punk: Este parasito es pariente del anterior. Siempre se forman de a grupos, jamás lo hacen solitariamente. El énfasis por mostrarle a papá que quiere pasar más tiempo con él, lo llevo a abordar un mundo al cual le falta el respeto y lo contradice por completo. Es gracias a este nabo que la particularmente mierda de Revista Para Ti, saca informes de moda advirtiendo “La nueva Moda Neo punk”, dando por hecho que alguna vez murió. Tienen una bandita que dura entre un año a dos, la cual a diferencia de las otras, cuentan con camiones plotteados, discos grabados en los mejores estudios, y productores, todo financiado por sus padres. Sin embargo disfrutan muchísimo de ir a bailar a boliches de Puerto Madero para contarles a sus amigotes lo duro de “el laburo a pulmón”.

El de la conciencia social: A pesar de su idiotez congénita, en algún lugar de su cerebro mononeuronal este pibe pensó que era capaz de “cambiar el mundo”. Durante un período que tranquilamente podrían haber sido diez años, se dirigió desde su mansión en Las Lomas de San Isidro hasta alguna mugrosa sede de la UBA a estudiar Sociología o Ciencias Políticas. Siempre amparado por el colchón de dólares en el que descansan sus papis, el idiota fundó una ONG conchetísima cuyas acciones sociales se reducen a pintar murales en las villas o recolectar juguetes al mejor estilo Julián Weich, hazañas fantásticas con las cuales maravilla a los trogloditas de sus amigos, que juran que “Panchi” es la nueva Madre Teresa.

El Mente Abierta: Hartos de tener a este parásito pululando inútilmente por el hogar, sus padres decidieron enviarlo a un “viaje de estudios” a cualquier destino distante más de 10.000 km de su casa. Al volver del año que pasó en Londres, Australia o Colorado, el muy idiota explica que no logra reinsertarse en su grupo de amigos, y convence a sus papis de que le financien la apertura de un hostel en San Telmo. Más del 80% de las palabras que usa son en inglés, y se la pasa paseando para todos lados con sus nuevos y fugaces amigos de otros países, los cuales terminan morando gratis en el conventillo de parásitos que el imbécil regentea sin éxito alguno.

El exitoso: Este pibe era un paquete desde antes de nacer, pero a lo largo de su vida logró camuflarse gracias al tumulto de macacos que tenía de amigos. Superada la facultad carísima en la que estudió economía, consiguió un trabajo en algún Mc Donald´s para licenciados de esos que abundan en Puerto Madero, y se llena de orgullo al contar que tiene un puesto con un nombre tan pelotudo como “junior staff manager”, que no es otra cosa que “liquidador de sueldos”. Está convencido de que trabaja en Wall Strett, no se saca el traje ni para ir a jugar al fútbol, de golpe se volvió adicto al sushi y es asiduo asistente a cuanto evento bobo encuentre, siempre y cuando sea un “alter office” o un “happy hour”.

El que no evoluciona: Es sabido que el deporte nacional de Zona Norte es esa guarrada inmunda que comúnmente se conoce como “rugby”. Con una imbecilidad excepcional, forjada a pura fractura de cráneo y sobredosis de cerveza en el tercer tiempo, los rugbiers se caracterizan por un infantil apego a la manada que los vio crecer, y a la cual permanecen legados hasta mucho después de pasados los 30 años. Como si el tiempo no transcurriese para ellos, siguen llamándose entre sí con los apodos de indios que cosecharon a los 12 años, se casan con la misma novia imbécil y cornuda que mantienen desde la secundaria y no conciben un fin de semana sin un asado en el que otra vez volverán a divertirse con las mismas idioteces que el sábado anterior. Todos son semi homosexuales y disfrutan manoseandose en pantaletas, y tirandose una encima de la otra como gatas en celo. Ojo al piojo, dentro de este grupo, pueden presentarse muchas veces cualquiera de los otros 9 casos.


Policia Federal, La Verguenza Nacional

 

 

Si hay algo podrido, cancerigeno y corrupto en la Argentina, sin duda alguna es la Policia. Mi odio hacia la autoridad comenzó inexplicablemente desde muy joven y más aun que yo, aunque sea en el bolsillo siempre llevé la bandera de la anarquía. No solo me enloquece, sino que estoy totalmente en contra de que una persona que no es más capaz que la media común sea quien deba decirme qué hacer y que no, y que tenga el poder de castigarme por mis acciones.
Comprendo que las leyes, por suerte, no son labradas por policías, sino más bien que ellos son los encargados de hacerlas cumplir, pero una persona tan débil mental jamás debería poder tener acceso a la autoridad y muchísimo menos al porte de un arma. Como todos sabemos, la policía Argentina se dedica a robar, a vender droga, a golpear y asesinar gente, a secuestrar personas, a obligar a los comercios a alimentarlos, y de vez en cuando, a apresar a algún delincuente que será liberado dos horas mas tarde. Yo, a la hora de proceder ante un robo, lo último que hago es recurrir a la policía. Podría contarles mil anécdotas de las sucias operaciones de las que fui testigo y victima, pero eso lo guardo para otro post. Acá voy a describir a los únicos diez tipos de policía que existen.

El que se pone a la Par: Este policía es el típico que te frena de casualidad, con el único objetivo de romperte las pelotas y entretenerse hasta que acabe su turno. Al encontrarte con un porro siempre te quiere contar que: “no, yo te entiendo, cuando era pendejo sabes las que hacíamos”, y a cambio de que lo escuches un rato te deja ir.

El Resentido: Este policía en su vida personal fue siempre tratado de estúpido tal cual se lo merece. Recurrió a las fuerzas mayores, no con el fin de hacer valer el orden publico sino mas bien el de hacerse valer el mismo. Fracasó rotundamente en todo lo que intentó, y disfruta haciéndose el duro y arrestando gente o secuestrando autos por que no le gusta la cinta roja que tiene la palanca de cambios. Exige siempre que cuando uno se dirige a él no lo tuteen, y se siente muy hombre detrás de la chapa de policía. Es un energúmeno que no fue capaz de lograr nada y ahora disfruta haciéndole pagar a la gente que si logró. Jamás en su vida atrapo a un ladrón, pero tiene el record en multas de transito.

La Gorda Conventillera: Esta es familiar del resentido. Es maltratada por sus hijos, golpeada por su esposo, y el estado premió a ese cerebro enfermo con el porte de un arma y una placa. Ante situaciones estúpidas como un auto mal estacionado disfruta de armar alboroto y vociferar autoritariamente en la vía publica. Su sueño máximo es pedir refuerzos, y si uno le dice simplemente “oficial, no se lleve el auto” grita como un loro borracho que la quisiste coimear. Jamás fue capaz de finalizar una conversación sin querer usar el arma.

El Escritor: Este es el espécimen que te anota las declaraciones en la comisaría. Detrás de una mesa de pino atiborrada de tazas de café sucias, anota en su computadora modelo 286 lo mismo cien veces por día. Puede tardar en tomarte tus datos entre una hora o dos. Descaradamente consulta como fue el robo y aconseja los recaudos a tomar, mientras te pide tu número telefónico como si en el caso de que aparecieran tus cosas ellos no se las fueran a robar.

El Cometero: Este no es un tipo de policía, sino mas bien una característica de todos los oficiales. El procedimiento siempre es el mismo, frío y calor. Primero comienza diciéndote que no hay mas remedio que secuestrar el auto, que la multa a pagar será tan grande que deberemos hipotecar la casa, y que esta ley es inquebrantable. Un minuto antes que uno acceda y acepte el hecho de tener que pagar la multa y que te acarreen el auto nos dice que el nos entiende y que en el gobierno son todos unos ladrones. Que mejor le pagamos a el o le damos algo para que almuerce y hace la vista gorda. Antes de despedirse siempre aclara que “yo lo hago por vos viste, para que le vamos a dar de comer a estos ladrones”.

El nuevito: Esta raza de macaco de la fuerza pública es sin dudas la peor que le puede tocar al ciudadano común. Ansioso por hacer valer la sarta infinita de pelotudeces que aprendió en la academia mugrosa en la que cursó sus estudios fascistoides, el nuevito detecta delitos por doquier y es capaz de arrestar a un nene por robarse un caramelo de un kiosco. Inseguro y soberbio, quiso ser policía para superar el exagerado complejo de inferioridad que arrastra desde la primaria.

El guardia privado: En general es un policía retirado o una mujer terriblemente inútil, y se lo ubica fácilmente por su disfraz de guardia de seguridad de empresa privada. Los peores y más peligrosos son los que trabajan en supermercados o en Farmacity, que como se cagan de embole todo el día persiguen como moscas a la clientela para que dejen las bolsas en los lockers y muestren el contenido de las mochilas. Si escuchan sonar la alarma o creen encontrar algo remotamente sospechoso se les ilumina la cara y automáticamente piensan que están por desbaratar una banda de ladrones de hisopos.

El de la casilla: El de la casilla puede ser de interior, como los de los bancos, o de exterior, como los que están en las esquinas. La única diferencia que existe entre estos guanacos es el paisaje al que están expuestos, ya que coinciden en todas y cada una de sus características. Se pasan el día atrincherados en sus cubículos cual empleado público: absorbiendo mate, engullendo bizcochos, escuchando la radio y mirando culos como un portero en celo, sin cumplir ninguna función de mínima utilidad para la sociedad.

El de la alcoholemia: Por supuesto que este tipo es, ante todo, el cometero por excelencia, desde el momento que es más que evidente que no es necesario que haya, además de los 4 pelotudos de la guardia urbana, tres oficiales que intimiden al que maneja para que sople. Ellos están ahí solo para detectar con rapidez al conductor dispuesto a sacárselos de encima lo antes posible con 100 pesos para cada uno. Son especialistas en amenazar con boludeces y capaces de hacer la vista gorda ante una combi cargada de beodos con un ciego al volante, si sospechan que allí no recaudarán ni un ticket canasta.
El de los delirios: Su sueño es participar en “Policías en acción”, pero su realidad está cada vez más cerca del suicidio. Habla en código, se refiere a los ladrones con nombres clave y está al tanto de todos los “operativos”, aunque no haya participado jamás en ninguno. Fantasea con saltar a la fama y que pongan su estatua en el monumento a los policías, pero es tan torpe e inútil que sus superiores están pensando en derivarlo a una casilla perdida en Villa Ortúzar.

Los 10 Cyber Tontos

 

 

Eran las once de la mañana y todavía mi conexión con el mundo no había iniciado sesión. En mi trabajo nos quedamos sin internet, y como es usual en todos los servicios que ofrece Telecom, jamás tienen una respuesta o una solución a tu problema mas que ponerte la putisíma cinta de su propaganda mientras esperas 20 minutos en el teléfono.
Tenía que mandar un presupuesto a un cliente para intentar confirmar una venta, y no tuve más remedio que ir al cyber más cercano.
El cyber apestaba a Glade vaya a saber uno de que, y como si eso solo no alcanzase para despertar mi mal humor, la música de hip hop sonaba a todo trapo.
Dos mogólicos estaban interactuando: el que estaba grabado en el CD, que escuchaba embelesado su monstruosa melodía y el de atrás del mostrador, que repetía el estribillo “esta es mi cultura, esta es mi cultura, cultura de las calles” como un indio previo a la guerra.
La acidez estomacal me estaba carcomiendo los órganos, mientras que el mogolito número dos, en vez de atenderme, no paraba de disparar en el juego que compartía en red con nenes de 11 años y otros ejemplares que describiré más abajo.
Eventualmente notó mi presencia y me dio una computadora en la que me senté a trabajar, y luego de hacer mi esfuerzo máximo por concentrarme me di cuenta de que no me dejarían. Desde mi silla miraba a todos de reojo esperando cruzarme con alguna mirada con mala onda, algo que pudiese permitirme descargar toda mi violencia contra el primero que se ofreciese, pero que me diese motivos y justificaciones válidas para cuando llegase la policía. Lo segundo que pensé fue; la puta madre, Katza tenía razón.
Dentro de la contemplada panorámica que pude hacer del cyber encontré gente de lo peor, varias figuritas repetidas, pero en síntesis un mundo nuevo y desconocido para detallar.
Los 10 Personajes del cyber:

El Pornográfico: Al principio pensé que estaba delirando, pero después lo confirmé. Hay personas que van al cyber y sin ningún tipo de pudor o de intento de demostrar respeto por sí mismos se ponen a divisar videos porno frente a un mar de personas desconocidas. No digo que esté mal, simplemente pienso que no podes llegar jamás a un nivel de calentura como para hacer eso sin antes haberte muerto de algo.

El del Counter Strike: A este si que le aplico una cantidad de ganchos al hígado hasta que pierda el conocimiento. Desde que entras hasta que salís se la pasa gritando: “sos un camper”, “camper”, “mira el arma que me compre”, “camper”. Forro, deja de gritar eso que te voy a desnucar, como podes aguantar a tu mismísima persona sin suicidarte. Generalmente están ciegos, con los ojos rojos como una media res de las largas horas que su mama le ruega que pase en el cyber para no verlo y darse cuenta de su error.

El Ejecutivo: Este mogolito llega vestido de traje y con mirada soberbia, pretendiendo hacernos creer a todos que es un magnate, y que entró al cyber por que la notebook de su porsche es tan pero tan buena que no es compatible con el mundo humano. Por favor, si todos sabemos que entras contando chirolas a ver cuanto tiempo podes pasarte en Garbarino haciéndote la paja mental con la televisión LCD que jamás vas a poder comprar.



El estudiante: Este espécimen es un clásico en las inmediaciones de cualquier facultad pública: llega con el morral atiborrado de apuntes y está tan acostumbrado al locutorio que se comporta como si se tratase de su propio hogar. Despliega cuadernos, papeles y libros y es capaz de pasarse horas instalado en ese antro infesto, en el que desperdicia la mayor parte de su magra mensualidad en impresiones blanco y negro de baja calidad.

El que tiene parientes afuera: Esta persona desconoce tanto el significado de la palabra vergüenza como el pornográfico. Con un descaro absoluto pide una máquina con camarita y auriculares y skype mediante se dedica a hablar a los gritos con su hermano, amigo, sobrino o quién mierda sea que esté lejos, haciendo caso omiso de las caras de molestia del resto de los usuarios del local, que fantasean con hacerle tragar 150 tarjetas de llamadas de larga distancia con un embudo de plástico.

El turista rasca: Desde que argentina se puso de moda entre los mochileros, los cybers vieron crecer sus ingresos a costa de los turistas provenientes de otros países tan tercermundistas como este. El mochilero europeo o yanqui porta su laptop y se instala en cualquier bar a disfrutar del Wi-Fi, mientras que el rasca recurre al locutorio en busca de soluciones a todos y cada uno de sus problemas. La mayoría de las veces carga con una mochila de 150 kilos con la que obstruye el paso de todo el mundo, anota teléfonos de hostels en su sucio cuaderno de viaje mientras come un “sanguche” inmundo que deja el teclado lleno de migas y aprovecha para usar el baño del lugar.

El viejo renegado: Odia las computadoras más que nada en el mundo y se empeña en culpar a la tecnología por su incapacidad de adaptarse a los nuevos medios, por más que estos estén preparados para que los maneje con destreza un niño de 3 años. En contra de su voluntad, el viejo recurre al cyber para abrir la casilla que su hijo le abrió de prepo, y a la que insiste en mandarle fotos de su veraneo en San Clemente del Tuyú. Por supuesto que no sabe abrir una página, se olvidó la contraseña y todavía no aprendió a manejar un mouse, por lo que reclama enojado la asistencia de quienquiera que esté sentado a su lado, quien además tendrá que tolerar el discurso de “en mis tiempos…”

La vieja de los mails en cadena: Cuando una persona normal encuentra en su mailbox una de esa cadenas de mails que contienen presentaciones en PowerPoint con títulos tales como “la vida vale la pena” o “no estás solo, Jesús te ama”, suele tener 2 reacciones inmediatas: 1. bloquear al emisor de dicho mensaje y 2. preguntarse quién mierda es el oligofrénico que da comienzo a la plaga. Hela aquí, a la vieja en persona: cincuentona malteñida que aprovecha los ratos libres en la mercería que atiende para acudir al cyber a diseminar su semilla infesta, en forma de girasoles con cara de bebés, cachorros en macetas y parejas abrazadas en imposibles atardeceres anaranjados.


El obsesivo-compulsivo: Típico habitué del cyber, el ser humano que sufre esta condición es capaz de asistir al mentado local dos a tres veces en un mismo día. Chequea mails frenéticamente, chatea como un adolescente en celo y es asiduo visitante de blogs de variada especie, en los que aprovecha para comentar cuanta boludez se le pase por la cabeza, aclarando en todos los casos que se encuentra en un locutorio y poniendo así en evidencia su enferma obsesión.

El que atiende: Si en el país de los ciegos el tuerto es rey, este mogólico es, sin lugar a dudas, el emperador de la región. El pibe que trabaja en un locutorio encarna todos los males de la sociedad en una sola persona, y actúa con la impunidad de quien sabe que tiene el control de las cosas: tortura a los usuarios con música horrible, se encara a cuanta fémina cruce la puerta, abusa del Messenger y recibe constantemente las visitas de las lacras inoperantes que tiene de amigos, que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas que “hacerle el aguante” a este infradotado.
 

Las Drogas y sus 10 Engendros

 

Hace unos días leí en un diario que el gobierno nacional desarrollo una campaña para el desarme de los ciudadanos, todo con el fin de poder obtener la mayor cantidad de armas ilegales. La locura es cotidiana en Argentina, pero esta vez se propasaron, ahora le hacen de tranza a los chorros y les compran las armas ilegales en vez de arrestarlos por tenerlas.
Pero esto no es el asunto. El tema que me interesa contar es que hace unos días volvió un amigo de Holanda, y me contó que allá a los drogadictos el estado les provee drogas a cambio de trabajo social: Si, así como lo leyeron, el gobierno te hace de puntero.
La propuesta me pareció loquísima, un desparpajo, pero analizándola mejor me di cuenta de que seria una ley muy aplicable acá en Argentina, adonde todos son drogadictos.
Si!, no se por qué o desde cuándo está de moda, pero son incontables las veces que tenemos que tolerar a personas contando su triste e inverosímil historia acerca de las drogas que consumió y de cómo abandono esa costumbre con el apoyo de su familia, amigos, pareja, etc. Debemos aguantar sus lágrimas de cocodrilo solo por el mero hecho de haber olfateado un porro en algún recital de Reggae, lo cual ya lo hace un adicto en recuperación. En este ranking de costumbres populares criollas, podemos reconocer también a los alcohólicos, que chupan un corcho de sidra y ni bien nos ven tomar una cerveza nos dicen “pibe, eso te saca todo”. Pegada a esta ultima viene la peor de todas, una moda popular que viene creciendo hace tiempo, La Locura.
Es algo tan raro como cierto, pero se vuelven locos por parecerlo, por ser drogadictos o alcohólicos.
No es que yo haga apología a la droga, al contrario, simplemente me desesperan las personas a las que les fascina hablar de drogas y comentarlo por todos lados. Y más aun me molestan las personas que se fuman un porro y hablan de drogas como si el papa hablase de la Iglesia. En Holanda se cansaron de escuchar las historietas falsas de todos los adictos, entonces dijeron. ¿Te querés drogar? Bueno, acá tenes, no hay excusa ahora.
Por eso, de todos los drogadictos o postulantes a serlo, voy a hacer una selección de 10, los más irritantes.

El de la piedra filosofal: Hasta ayer era un pìbe común y corriente. Hoy se fumó un porro y se cree Neo después de descubrir la Matrix. Despertó de un largo letargo y ahora “entiende todo” y está ansioso por contarlo. No hay canción que no hable de drogas ni película que no sea una metáfora lisérgica. Agobia a sus amigos con pedorras interpretaciones del mundo en clave de porro y si éstos intentan discutirle la verdad revelada les contesta con soberbia “dejá, vos sos muy cerrado, no sabés lo que es esto”.

El fanático religioso: Bob Marley es dios, Jamaica la meca y el reggae música celestial. Este imbécil tiene una necesidad incontenible de que todo el mundo se entere de su devoción, y no escatima en recursos: pins de hojas de chala, remeras con frases “ocurrentes”, el cuarto empapelado con posters de Marley y cuanta mierda encuentre con los colores rasta forman parte de su uniforme. Se relaciona sólo con seres de su especie y cualquier cosa que no involucre un porro automáticamente es “careta”.



El militante combativo: ni lucha de clases, ni guerras de poder, ni sed de conquista: la verdadera cuestión de la historia del mundo es la legalización. Con la convicción de un taliban fundamentalista este pelotudo se anota en todo tipo de activismo: desde plantar semillas en las plazas públicas hasta organizar una suelta de globos el día del cumpleaños de Bob Marley, cualquier excusa es válida para repetir por enésima vez su manifiesto drogón.

El snob ilustrado: sin dudas uno de los peores, a esta clase de imbécil habría que despellejarlo con un pelapapas. Examina cada porro que le cae en manos con la severidad de un sommelier frente a una botella de vino de 1000 dólares. Invariablemente cualquier cosa será una mierda en comparación a las tres millones de variedades de porro que probó en Ámsterdam, al hash que fumó en Marruecos o a lo loco que quedó esa noche que un grupo de monjes camboyanos lo invitaron exclusivamente a comer brownies mágicos en la mismísima punta del Tibet.

El botánico emprendedor: harto de depender de la caótica cadena de distribución de marihuana, el botánico se convence de que lo mejor es ser autosuficiente y se embarca con pasión en la aventura del autocultivo. Preocupado por informarse, al tiempo estará aburriendo a medio mundo con insoportables monólogos sobre sus plantas, a las que se refiere como si fuesen sus hijas, y habrá invertido la mitad de su patrimonio en lámparas especiales, semillas importadas del Congo Belga y cuanta porquería encuentre para mejorar su jardín.

El del consumo responsable: drogarse es para él una elección, una forma de vida, una ideología y, como tal, merece estar fundamentada en bases sólidas y argumentos irrebatibles. Con inquebrantable disciplina este energúmeno se estudió toda la bibliografía que existe sobre el tema, cita constantemente a Escohotado y recopila prolijamente todos y cada uno de los artículos que encuentra referidos a las drogas y sus efectos. Está al tanto de todas las novedades y es una verdadera enciclopedia parlante. No es un drogón, es un erudito y exige respeto.

El que se cree una estrella de rock: todos los demás son unos giles en comparación a él, que se cree el ser humano más canchero del planeta desde que se droga. Ama referirse al porro como si fuese su amigo, y a tales fines le pone nombres ridículos como “mike”, o “Harry”, y es incapaz de contar una anécdota sin aclarar cada dos minutos que “estaba reloco”, o que tal cosa era “reflashera”.

El “no a las drogas”: Némesis de todos los anteriores, el “no a las drogas” se define como un tipo serio y desprecia a todos los que “cayeron en esa”. Se refiere a todos los dragones como “hippies de mierda” y piensa que el mundo sería un lugar mejor si éstos se pudriesen en una isla. Este subnormal es de los más peligrosos, ya que detrás de su discurso de tipo centrado se esconde un vikingo capaz de absorber litros de cerveza como una esponja hasta perder el sentido y cometer las atrocidades más impensadas. Jamás amanecería en su casa de no ser por los 4 amigos que se encargan de arrastrarlo cada noche, y aunque despierte invariablemente abrazado al inodoro y la resaca lo atormente cada fin de semana no hay manera de que el mogólico se convenza de que el alcohol ES una droga, y de las peores.

El que se limó: este discapacitado mental tiene la culpa de que la marihuana cargue con el estigma de “droga de iniciación”. A él no le alcanzaba con estar “loco”, quería probar que se sentía estar RE loco y lo logró a costa de emprender una carrera demencial que lo llevó a fumarse, tomarse y aspirarse cuanta cosa tuviese enfrente, desde una pastilla hasta un frasco entero de poett y una botella de lavandina. Sus días son grises y aburridos, y espera la llegada de la Creamfields como un niño la navidad. Hace 10 años que ahorra para irse a Ibiza de vacaciones.

El que se limó y volvió: este es pariente del anterior, pero en una versión aún más insufrible. Después de amanecer una tarde tirado en una zanja sin poder acordarse cómo mierda había terminado allí, este idiota decidió que era hora de sentar cabeza y abandonó de sopetón todos sus vicios. Cual ex fumador extremista, ahora se dedica a predicar las maravillas de la vida sana y habla de “lo que pasó” como si hubiese atravesado el infierno mismo y hubiese salido ileso. Ante la más mínima mención de “un porrito”, el que volvió se pone serio y en tono grave empieza a relatar los pormenores de su experiencia de vida, como si se tratase de un enviado divino con la misión de salvar a la humanidad.

La Tierra Prometida

 

 

Más que un "crisol de razas", la Argentina es la mismísima promiscuidad hecha patria. Desde que esta parte del mundo existe en el mapa, las personas llegaron y siguen llegando hasta acá provenientes de los rincones más insólitos del planeta. Desde los galeses en la Patagonia hasta los chinos en Belgrano, pasando por los rusos que nadie entiende por qué siguen viniendo (si les queda mucho más cerca Europa), este país acogió amorosamente a todos y cada uno de los inmigrantes que vinieron soñando quién sabe con qué. Aunque siempre con la excepción de cualquier inmigrante sudamericano al cual tratamos como mierda y hacemos objeto de nuestro peor racismo sin que se nos mueva un pelo.
Sin embargo, y pese a que la variedad es de lo más amplia, a los argentinos -y especialmente a los porteños- nos gusta decir que somos "europeos". Según claman los habitantes de esta ciudad, en Buenos Aires hay más españoles e italianos que en esos países, cosa que es absolutamente ridícula si tenemos en cuenta que el último gran exilio europeo del que se tiene registro pasó hace por lo menos 60 años. Es decir, unos cuantos tendrán un bisabuelo o en el mejor de los casos un abuelo que aún recuerde su madre patria, pero el resto, la gran, gran mayoría, debería asumir de una vez que su origen, por más que intente disfrazarlo, es más argentino que la soda Ivess.
"Pero yo tengo sangre de italianos", dicen los necios, y aunque no tengan ni remota idea de las iniciales del nombre de su bisabuela, se plantan horas frente al consulado italiano, reclamando a los gritos que les devuelvan su verdadera nacionalidad. De obtenerla, los falsos europeos harán flamear el pasaporte comunitario cual estandarte en la cara de cualquier persona sensata que ose objetarles su "sangre".
Con la bandera de la ignorancia gritan a los cuatro vientos que por sus venas corre sangre “española” y que por ende, les otorgaran la visa ni bien se presenten en la embajada. Que con tan solo verles las facciones los confundirán con el mismísimo Franco y harán salir un vuelo de inmediato con destino a Madrid, donde los recibirán con una alfombra roja y fuegos artificiales, y les entregarán en el acto la llave de la ciudad.
Oh, Madrid. Esa es la paja mental de todos los Argentinos, que creen que en España son todos boludos y todavía no se enteraron de los sueldos que corresponden para cada empleado.
“No boludo, me voy a España, trabajo 4 horas y me van a pagar 10.000 euros”, repiten convencidos a sus amigos, que aunque dudan, quisieran extraerles con una jeringa un poquito de su sangre.
La bomba mediática social explotó, y hordas de Argentinos viajan a España en busca de la tierra prometida y la paga tan exorbitante como injustificada. Como sus ignotos bisabuelos, que vinieron a “hacerse la América”, ellos vuelven a la madre patria convencidos de que allá “la van a pegar”.
Para la mayoría los mongoloides el concepto directo de descendencia se reduce a una ecuación digna de un mono con calculadora: según estos subnormales accidentarse en suelo español no sería otra cosa que un gran golpe de suerte, ya que de recibir una transfusión de sangre de algún ciudadano nativo obtendrían automáticamente la ciudadanía. Nada de visa, ni pasaporte, ni partida de nacimiento. Abrime como una Naranja y veras el Águila Española anidando en mis entrañas.
Hoy es el gran día, el Aeropuerto está que brama: un grupo de argentinos retorna de su exilio, y cada uno de ellos nos mostrará su manera de hacerse querer ver distinto. A continuación, los diez casos más típicos:

El Que perdió la conciencia: Este es el que llega de España saludando a todos con dos besos, y diciéndoles a todos sus amigos, “vale”, “tío” y “tomar por culo”. Intenta desesperadamente hacernos creer que no es mas el que se fue sino una persona de mundo, pero todos sabemos que cada vez que habla tiene que hacer un ejercicio mental enorme para poder recordar las palabras que escuchó decir en España y hacerse el curtido. Generalmente se encarga de aclarar que “uy, disculpá, es que se me pegó”, por si alguien osó no notar su españolización, y a veces hasta intenta explicar el uso y el significado de una expresión tan común como “joder”.

El Resentido: Este tipo es el principal cabecilla de hacer correr la bola de que en España regalan los Euros. Acá en Argentina era un vago inútil, pero se fue creyendo que en Europa obtendría un puesto de gerente. Al llegar allí, acompañado por su monumental incompetencia internacional, le dieron su merecido puesto de ayudante de lavacopas. Él argumenta su fracaso y despotrica diciendo que en España lo trataron muy mal, que siempre le decían “Sudaca” y que los españoles discriminan a los argentinos porque saben que éstos son más inteligentes y temen que les roben sus trabajos.

El que Extrañaba: Si bien es cierto que hay gente que extraña mucho a sus afectos cuando se encuentra lejos de ellos, tampoco es ese el tipo de persona que decide desprenderse de todos para irse a vivir a otro país. Habla de su vida en el exilio como del éxito más rotundo, pero justifica su regreso diciendo que era incapaz de vivir lejos de la madre, la hermana y los amigos del barrio. Su contradicción es tan estúpida y transparente que no hace más que poner en evidencia su incapacidad de adaptación y la frustración de sus sueños locos de formar un imperio, cual Roma, de kioscos en Madrid.

El de que Afuera todo es Mejor: Este es uno de los más insoportables. Cada cosa a la que se refiere tiene su paralelo, mil veces mejor, por supuesto, en el
lugar al que se exilió. Nosotros vivimos como animales en comparación a las maravillas que ocurren en el primer mundo, en el que nunca logró insertarse dadas sus condiciones de incivilidad aguda. “Acá te afanan en cualquier lado, el argentino es muy cagador. Allá todo el mundo es honesto y trabajador”. “Allá no hay choques, los semáforos funcionan bien y la gente sabe manejar”. “Vos tito que te gustan los quesos, esto es una mierda, es veneno, deberías haber probado el gorgonzola de Valencia”.

El de la Lobotomía: Esta persona vuelve totalmente cambiada argumentando que vivir en otro país le abrió por completo la cabeza. Si era punk volvió skinhead, si era hippie se transformó en yuppie, si era militar ahora es de izquierda, pero en el fondo invariablemente sigue siendo el mismo pelotudo que antes de partir. Es fija que en todas sus discusiones diga con aire de superioridad que: “No sabes lo que decís, vos estas acá encerrado y no podes entender que afuera hay un mundo, ya te va a pasar”.

El de la Inflación: Este personaje es bastante particular. Como todos sabemos, debe haber pocos lugares en los que la moneda de un país este tan desvalorizada como en Argentina, pero este tipo no entiende que plata es plata y personalidad es personalidad. Acá era un boludo, y era tratado como tal. Pero ahora, recién llegadito, cree que su personalidad se dolarizó y que por ende, debe ser venerado y tratado como alguien que nunca fue.

El más piola del barrio: En territorio argentino este tipo era un mediocre con un empleo administrativo remunerado con tickets canasta. Del otro lado del charco, sin embargo, nos quiere hacer creer que se convirtió en Gardel. Trabajaba la mitad que todos y cobraba el triple, vivía gratis porque había engatusado a una gallega para que lo aloje y se las arreglaba para no pagar ni el boleto de colectivo. Es lo que en el mundo se conoce como “argentino standard”, pero el llama “viveza criolla”.

El evangelizador: Este retrasado cree que descubrió la pólvora y adquirió los derechos de venta. Desde el momento en el que pone un pie en Ezeiza empieza a taladrarles la cabeza a sus familiares y amigos tratando por todos los medios de convencerlos de abandonar todo y partir. Promete conseguirles casa, trabajo y hasta pareja si es necesario, lo que sea con tal de que vayan y vean con sus propios ojos el paraíso terrenal en el que él vive en la más absoluta felicidad, aunque sea evidente que está más solo que kung fu y al borde del suicidio.

El tanguero: Es completamente irrelevante que haya partido hace menos de 6 meses. Para este tipo volver a la Argentina es como un viaje en el tiempo, y sus ojos se llenan de lágrimas frente a cosas que, cuando vivía acá, ignoraba por completo. Es capaz de pasarse media hora embobado mirando el obelisco o contemplar una empanada como si se tratase de una obra de arte. Llora de emoción con un partido de truco y un millón de dólares no tendrían para él ni un décimo del valor de un alfajor Suchard. Al verlo uno piensa que con el exilio está pagando el infierno en vida, habiendo abandonado todas las cosas que tan feliz lo hacían.

El que se volvió culto: Este especimen partió del país sin terminar el secundario ni haber leído completo un Olé, pero al llegar a Madrid, y mientras trabajaba de estatua viviente en la Plaza Mayor, se enteró de la existencia de esas cosas que se llaman museos y por primera vez en su vida intercambió más de tres palabras seguidas con una persona que hablase en otro idioma. Ahora emite monólogos insufribles sobre otras culturas, viajes, arte y literatura como si hubiese hecho tres carreras y dos posgrados, y no se cansa de repetir que en este país, lo que falta, es educación.

El que viene de shopping: Argentina es para él lo que Ciudad del este a los mortales que habitan cerca de la triple frontera. Parecería que no le importa nada de sus seres queridos o su lugar de origen, el tipo viene por tres semanas y porta interminables listas de compras para adquirir cosas a lo que, para su bolsillo europeizado, son precios irrisorios de los que se ríe como una hiena. Desde ropa hasta utensilios de cocina, pasando por objetos absolutamente inútiles y mersadas indescriptibles, pero de cuero, el del shopping no se cansa de vociferar la superioridad de su poder adquisitivo. Aprovecha además para ir a cuanto médico existe, hacerse análisis y sacarse las muelas y, si es mujer, no puede evitar internarse en una peluquería para hacerse tintura, reflejos, extensiones, masajes y depilación por el mismo precio que en Europa se paga media manicura. Allá vive como la rata exiliada que es, pero acá parece un argentino suelto en Miami en plena década del 90.

Este escrito no incluye a todo aquel que por circunstancias inexorables debió abandonar el país.


Cabeza de Cuaderno

 

Equivocadamente seguimos con la puta costumbre de clasificar a la gente por su origen, o sus estudios. Acá les tiro la verdad de la mila, la gente se clasifica por cuadernos. Este ejemplo se vera mas reflejado en el ámbito laboral, pero creo que también es aplicable a la vida en general.
Por cuadernos? Si, por cuadernos. Miren:

Marca: Éxito
Tapa: Blanda
Hojas: 36

A esta gente es fácil de entrarle ya que tienen tapa blanda. Uno le habla de lo que sea y los convence a la brevedad. El problema es que en su cerebro no se puede borrar, ya que tienen hoja fina, entonces una vez que entendieron o escribieron algo en las hojas si uno pretende borrar con goma se les origina una laguna mental y actúan como gallinas con la cabeza cortada. Por ejemplo:
“Mariela, los papeles déjalos siempre en la mesa, no los toques”.
El problema es que ahora colocara cuanto papel vea arriba del escritorio y jamás discernirá entre un diario y un recibo del pago de una casa, si es papel irá al escritorio, asi sea papel higiénico cagado y eso es inexorable. Como tienen solo 36 hojas, uno tiene que aprovecharlas bien y saber administrar lo que quiere que registren. Son personas humildes ya que reconocen su capacidad de almacenamiento, por lo que siempre dan la razón a quien les discuta.

Marca: Éxito
Tapa: Blanda
Hojas: 84

Esta gente tiene las mismas características que las anteriores, la única diferencia es que uno puede hacerles registrar mucho más que a los básicos. En caso de que sea necesario alterar algún registro, gracias a su capacidad se les puede borrar o arrancar una hoja y escribirlo de nuevo.
Pero todo tiene un límite, tampoco podremos escribir mucho o cambiar mucho de opiniones en 84 hojas.
Ejemplo: “ Mariela, olvídate lo de los papeles, los que se aparecen de repente por debajo de la puerta ponelos en la mesa, y los que ya estaban cuando llegaste déjalos en el escritorio”.
Estas personas son mas discutidoras, ya que por sus 84 hojas creen que tienen sabiduría, si bien no son soberbias, antes de responder revisan su cuaderno mental.

Marca: Rivadavia
Tapa: Blanda
Hojas: 48


Esta gente es bastante útil, si bien se puede lograr llegar con facilidad a su mente gracias a su tapa blanda, también se puede dar el lujo de aprender cosas, luego borrarlas y escribir nuevas gracias al grosor de sus hojas. Son totalmente programables y volátiles, el problema es que tienen poca capacidad, entonces uno se entusiasma en la programación y de repente se quedo sin hojas.
Ejemplo: “ Fernando, de hoy en adelante te vas a ocupar de los recibos y las facturas, olvídate de las cartas………Bueno, para! No te olvides lo de las cartas, déjalo ahí. Cuando llegue una avísame”.
Constantemente se sienten atacados y creen que se los subestima ya que tienen la capacidad de borrar y escribir cosas nuevas. Pero desconocen su capacidad de hojas y no comprenden por que no consiguen responsabilidades mayores.

Marca: Rivadavia
Tapa: Dura
Hojas: 48


A estas personas es muy difícil entrarles, son muy duras. A veces la tapa les juega a favor, cuando hay un intercambio de opiniones no se dejan vencer, defienden su punto de vista. Pero como todo esfuerzo siempre trae recompensa, si se logra ingresar también va a ser más difícil que olviden. En sus hojas se puede borrar y volver a escribir, y quedarse tranquilo sabiendo que esa función no se ira volando debido a una tapa fina. Padecen el mal de pocas hojas y uno también debe ser cuidadoso con la programación.
Por Ejemplo: “Mauricio, venís bien, seguí haciendo lo mismo. Pero sin dejar (borrar) lo que venias haciendo tenes que empezar a atender proveedores”.
Esta gente es fiel y capaz, sospecho que soy uno de ellos, se les puede asignar una misma función durante tiempo indeterminado que la realizaran bien sin olvidar nada.

Marca: Rivadavia
Tapa: Dura
Hojas: 84


Sin duda estos son presidentes. Pueden almacenar muchísimas funciones y no se dejan atropellar gracias a su tapa dura, su gran cantidad de hojas borrables y escribibles les dan confianza gracias a su sabiduría. El problema es que con el tiempo no aceptan que sus hojas no se pueden borrar más y de golpe y porrazo en un intento de aprender cosas nuevas se transforman en las mismas gallinas descabezadas de cuaderno Éxito, tapa blanda de 36 hojas. Así es que el tiempo los retira solos y van por el mundo despotricando y leyéndoles a todos sus anécdotas viejísimas y obsoletas sin parar. Jamás podrán borrar y volver a escribir, pero en su manotazo de ahogado agujerean las hojas con tal de escribir nuevas cosas y terminan borrando lo que les quedaba.
Por Ejemplo: “Pibe, deja que yo voy a manejar la cuenta de Don Vittorio, yo todavía puedo” Mientras reitera por quinta vez el mismo pedido de mercadería del día.

Los Arte-in-sanos

 

Hace tiempo ya que esta nueva moda de reinventar o mas bien de colocarle nombres nuevos a productos ya conocidos me esta volviendo loco.
Que es esto de las pizzas artesanales?. Los tomates orgánicos, el arroz ecológico, los muebles “artesanales” fabricados con maquinas industriales, y todo este circo montado para intentar cagar a algún extranjero.
Artesanal es el aro de pluma que tiene colgado un indio mapuche, confeccionado a mano o con herramientas creadas por ellos mismos, no el mueble para guardar dvd que producen en algún sucio deposito con seis maquinas demenciales y diecinueve carpinteros que se identifican como artesanos por tener colgado un cartel en la puerta que dice “Pluma blanca Artesanías en madera”.
A menudo veo grupos de alemanas contentísimas comprando todo lo que aca nadie compraría: Una rueda de carreta a U$S 1.800, un Molina campos de arcilla a U$S 2.000 o un cuchillo con mango de cuero de verga a U$S 50.000.
Por que será que a la hora de vender productos, nos transformamos todos en indios con el fin de encarecer el valor?. Tal vez al escuchar la manera en la que vivimos piensan que somos todos chimpancés. No lo se. Acaso no se dan cuenta de que un tipo con celular en el cinturón no es indio o nativo sino un garca en potencia?.
Pero a mi lo que me pone loco es cuando se me hacen los indios a mí, que vivo aca, que soy “nativo”.
El otro día por desgracia tuve que concurrir al puerto de frutos de tigre. Era el único lugar abierto adonde podía conseguir lo que buscaba. En el local adonde vendían lo que yo quería, habían colocado un cartel que decía “Artesanías de la Isla”. Mi novia miro gustosa un porta Dvd que exhibían por la módica suma de $ 150. Estaba hecho con madera de pino y parecía pintado por Daniel Scioli con la ortopédica..
Me acerque con los ojos fuera de orbita y le pregunte al vendedor:

- Disculpa. Por que vale tanto esto?
- Por que es artesanal, esta hecho por nativos del delta. (Contesto burlón el mononeuronico)

Los agujeros de mi nariz se abrieron como alcantarillas. Mi novia, que ya me conoce, intento apaciguarme sugiriendo que vayamos a otro local. entre miradas complices, mientras tiraba de mi mano para prevenir lo que sabria vendria a continuacion, cuestione al minusválido mental:

- Flaco, disculpa. Que nativos? Si en el delta vive gente hace cincuenta años como mucho.
- Si, es gente que vive ahí y que se dedica a hacer estas artesanías.
- Pero si esto es un porta dvd, que artesanía?. Aparte la isla del delta la cruzo nadando –esta a 20 metros de donde estábamos nosotros- es una locura.
- También tenemos productos de gente recluida que vive en el delta. (intento escapar a la pregunta).
- Recluida de que?
- De la sociedad, que están en centros de rehabilitación, comprando artículos de caña estas ayudando….
- Ahh, entonces más que artesanías de caña son canutos para tomar merca.
- No, son artesanías. No se que decirte.
- Claro que no. Después de lo que dijiste no me podes decir nada más. Ja, artesanos…..chorro!.

Y me fui caminando como si estuviese a punto de irme a las manos, mirando para atrás y mi novia arrastrándome. Inmediatamente me puse a pensar en la gente que veranea en Mar del Plata, que compran a sus familiares un mate hecho de calabaza con la inscripción que dice “Mar del Plata”.
Estoy más que seguro que esta gente piensa que están trayendo algo único, una pieza de tanto valor que no habrá aseguradora dispuesta a correr el riesgo de asegurarlo, un tesoro egipcio.

Creo que debería haber un artesano o un ente regulador de artesanos que le impida difamar a todos estos mongoloides lucrativos su énfasis de pertenecer a la raza artista comerciante.
A todos estos, habría que ducharlos en cloroformo y tirarlos en alguna isla desierta, para que luego despierten con un bulbo de papa en la mano y una botellita de agua Villavicencio de 500 CC. Si sos artesano, resolvelo, o morite de hambre.

Basta, ni las pizzas, ni los muebles de dvd, ni las empanadas, ni las mermeladas, ni el pan, ni nada fabricado con maquinas es artesanal. Ya esta, lo dije.

 


Fabrica de Soretes

 


"Los Creativos"

Señoras y Señores, es mi deber informar, que una nueva raza de vástagos indeseables ha embestido Buenos Aires. Yo los llamo “Los del tercer Ojo”, ellos se hacen llamar “Los Creativos”. Mayoritariamente son estudiantes de cine, de publicidad, de diseño de indumentaria, de diseño grafico, etc.
Los llamo así por que siempre tienen apreciaciones fuera del mundo tangible, ellos tienen una especie de ojo que los “normales” no poseemos, es por eso que no podemos ver las cosas como realmente son, incluso frente a las obviedades más comprobables de la tierra.
Sus ideas son siempre ilógicas y carecen de argumentos. Cualquier tipo de oposición, o más bien de opinión que los haga bajar al planeta tierra se le llama “mala onda”.
Mucho puff, mucho porro en la terraza y sahumerios de todo tipo, son el ingrediente especial para que los creativos leviten y alcancen la máxima altura de su estupidez.

Cuando pienso en el éxito de las escuelas creativas, es mi reminiscencia la que me transporta a la conocida historia en que un Flautista con su particular melodía logro llevarse a todos los niños de Hamelin. Tal como en el cuento, la flauta de la promesa de inteligencia y creatividad sonó y atrajo a cuanto boludo andaba suelto. Es muy loco asistir a una “Escuela Creativa”, como si la creatividad se forjara con grandes esfuerzos y lectura de libros, descartando la genetica, la habilidad, la inteligencia.

Los del tercer ojo, también tienen premisas que jamás pueden ser pasadas por alto: Hay que tener un bolso de afeminado, y siempre tiene que estar cruzándote el torso. Recolectar cuantos pins se encuentren en un kiosco y atiborrarlos al bolso de afeminado. Si sufrís de problemas de visión tenes que comprarte los anteojos más raros que existan. Esta totalmente prohibido circular sin walkman, discman o MP3. El 90% de la ropa del placard deben ser remeras a rayas. El otro 10%, camisas leñadoras. Tenes que ser fanático de algún dibujito animado, sea cual sea.

Al carecer de verdadero potencial artístico, se pretende generar arte o inteligencia atreves de su vestimenta, lo cual en vez de darles un toque de misticismo lo único que me producen, es que cada vez que me cruzo con uno piense: “Hey, ahí esta Wally”.

Así como los indios tenían lugares predefinidos de oratoria, esta mandrileria esta obnubilada por asistir a fiestas o reuniones en lugares como: Palermo Soho, Palermo hollywood, San Telmo, El rio del bajo de San Isidro, etc.
Se anotan en cuanto curso gratis del gobierno salga, siempre y cuando el afiche contenga la palabra “Arte”.

Es gracias a ellos que tenemos películas de Darin con su cara de pan lactal mojado, llorando por viejas esquizofrénicas. Al retrasado mental de Francella estirando lo más que puede su única mueca, y los 1.900 documentales mensuales que salen acerca del golpe de estado.
Todas las peores publicidades –la mayoría sin sentido- y un club de fans de gran hermano. Cantidades abrumadoras de ferias adonde rematan un jabón palmolive del año 56 a U$S 900 y mas productoras, que series y películas producidas.

A mi entender, el arte debería ser algo así como un privilegio, no para el que quiere disfrutar de él. Pero si para el que pretende vivir de él. Por eso es que una buena iniciativa, seria raptar a todos los mongoloides alternativos y declararlos propiedad del pueblo.
Se podrían colocar a hacer labores tales como: Fabricación en cantidades demenciales de sándwiches de miga, mantenimiento de calles, conejillos de india para la búsqueda de nuevas curas, crash test dummies, etc.

Todo con el objeto de consolidar la paz interior, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino. Mínimo.

El Arca de Noé

 

El Zoo Urbano (Parte 1)
.
En el zoológico Urbano, los rugbiers vendrían a ser los Leones.
Siempre se la pasan corriendo, tienen melena que les cuelga y jamás se miden con animales de su mismo tamaño. Cuando atacan a presas indefensas, lo hacen de noche, cojen una vez al año y de vez en cuando se comen un chabon. Tarde o temprano siempre terminan golpeando a su mujer, la Leona.

Las Leonas son las mujeres de San Isidro, caminan como gatos pero siempre están criando a seis crios. Si bien son trolas como ellas solas y andan mirando todo el día otros animalitos, solo se reproducen con Leones (Rugbiers) y a los demás animales solo nos chupan la verga..

Los monos son los hippies de buenos aires, nunca trabajan y viven colgados de una palmera. Se la pasan todo el día pensando estupideces y continuamente quieren sentirse humanos. Cuando no se hacen la paja están cojiendo a cuatro manos y por su culpa se expandió el sida.

Uno de los peores animales es el Hipopótamo. Son las viejas de recoleta. Su mayor pasión es estar al sol las veinticuatro horas del día, nunca comen carne y siempre están de mal humor. Nunca se sabe cuando van a atacar, y aunque siempre se pensó que no, a la larga nos terminan mostrando que toda la vida fueron rápidas.

A ningún animal le gustan los mosquitos, que vendrían a ser los políticos, ya que también son capaces de expandir enfermedades (malaria). Siempre nos chupan la sangre cuando estamos dormidos, de todas sus especies ninguna sirve para un carajo, todos hacen el mismo ruido y dicen lo mismo. Se la pasan volando durante todo el día, y con solo hacer una fogatita (piquete) sienten el humo y se van a la mierda.

Los mosquitos odian a los sapos, los rollingas. Lo único que hacen es pasársela saltando, meando en la calle y sacando la lengua. Tienen su lenguaje propio y cada vez que hablan no se les entiende una mierda, a todas las mujeres le dan asco.

Atrás de los sapos vienen las serpientes, los periodistas. Aunque se muestren de otro color siempre tienen algo de amarillistas. Les encanta perseguir roedores, todo lo que hacen lo hacen sin digerir, hasta comer. Toparse con uno de ellos, puede arruinarle la vida a cualquiera. Para meterse con un animal grande siempre esperan a que estén muertos. Constantemente se intenta socializarlas y tenerlas en casa, pero la única forma de convivir con ellas es tenerlas enjauladas.

De la familia de los inútiles, aparecen los conejos negros: Los fanáticos de gran hermano. Cualquier boludez que ven se quedan encandilados, su piel no sirve para el mercado, su carne es dura y no se puede comer, y nadie quiere como mascota un ejemplar de estos. En síntesis no sirven para una mierda y encima, aunque chiquitas como bolitas, lo único que se puede esperar de ellos son cagadas.

Los taxistas, remiseros y porteros son los Rinocerontes. Son uno de los animales mas pesados, siempre son cornudos y bocones. Les encanta transitar lento y siempre varios mitos y leyendas se les atribuyen a ellos.

Los demonios de tasmania son los viejos, se la pasan gritando y reclamando cosas. Siempre necesitan ayuda por que corren crónicamente peligro de extinción y no se los puede tener mucho tiempo en casa. Viven en el piso, siempre tienen olor intolerable y todas las hembras tienen dificultades para aparearse.
El ultimo de los animales es el extranjero, cada vez que esta cagado de embole viene a nuestra selva, paga una irrisoria suma de dinero y nos cagan a tiros a todos.
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Te gusto?

El Billy Dilly


Historia

El primer Billy Dilly identificado, se conoció en la localidad de San Isidro, Buenos Aires. Este hecho aconteció en el año 1994.
Su nombre es Esteban de Luca, y no solo cumple con todas las descripciones de su raza, sino que las aumenta, ganándose así el titulo de “San Billy Dilly”.

Características

El Billy Dilly es siempre flaco, en muchos casos desgarbado. Tiene el pecho de paloma, y lo tiene arqueado como un tobogán. El pelo es lacio y a cada paso que da se le mueve un poco. Una de sus peculiaridades es su manera de caminar, siempre en puntas de pie, jamás sus talones tocan el suelo.
Al parecer el Billy Dilly, vino defectuoso de fabrica, y sus tendones son 5 cm. mas cortos que sus piernas, por lo que a cada paso que da, aunque no llegue a pisar el suelo con totalidad de su pie, el tendón toma propulsión y vuelve a su medida original a la velocidad de la luz, provocando la sensación de que cuando camina hay un hombre invisible detrás de el, dándole boleos en el culo.
Es eléctrico como una anguila, y todas las extremidades de su cuerpo son puntudas como un conito de Havanna.
Es desagradablemente adicto a los deportes. Los billy Dilly, frecuentan equipos de: Básquet, Fútbol, Rugby.
Cuando juega al fútbol, tiene la maldita costumbre de acomodar su brazo y su mano, como si quisiera representar la figura de un pato, como si imitara el baile de La Mona Jiménez. Cada vez que en un partido le pasan la pelota, saca la lengua moviéndola para todos lados y mira la pelota como un Rottweiler mira a un gato. Si le toca atajar, cosa que ameritara 2 horas de discusión con el resto de sus compañeros, se arremanga los joggins.
Cuando juega al básquet, luego de tirar el balón para encestar, se queda en la misma posición que tiro, durante al menos 15 segundos, intentando dar la impresión de que el balón que ya no esta en sus manos sigue siendo dirigido por el.
Cuando juega al rugby, tira amagues que desafían la estructura ósea humana. Se dobla todo como una gelatina Royal y corre como una gacela con el copete de pelo al viento.
Todos son socios de algún club social o sociedad de fomento. Y durante el verano, asi la tele anuncie un desastre ecológico en su zona, el va a ir al club con su botinero.
Siempre tiene al menos una prenda deportiva. Generalmente viste zapatillas de básquet y joggins.
No hay Billy Dillys en la clase alta. Siempre tienen celular considerablemente bueno, pero jamás crédito. Sabe el nombre de pila de todos los jugadores de fútbol, de la A hasta la D.
Tiene la paranoia de que cualquier día de estos un ojeador de las infantiles de ferro lo va a venir a buscar, por lo que partido que dispute, aunque sea en una placita contra dos nenes de 5 años lo juega a todo trapo. Es fanático de los botines Niké, solo por que son de otro país y esta convencido de que con esos le va a pegar mejor a la pelota.
Su entorno familiar esta compuesto por un padre cagador que siempre tiene intervenciones en las divisiones infantiles del deporte que practique su hijo. Puede ser tesorero del club, y a veces es el dueño del buffet.
Es obligación que tenga hermanos, y casi siempre son de la misma calaña. Esta en contra de los videojuegos y se enferma de bronca cuando alguien rechaza una invitación para hacer algún deporte.

Modelos:

· Guradavidas de pileta, o de balneario de Mar del Plata.
· Coordinador de colonia de Verano.
· Profesor de educación Física.
· Jugador de Fútbol.
· Personal Trainer.
· Paseador de Perros.

El Personaje de la Semana

 

El Martingala


Historia

En el año 1990 es reconocido en Buenos Aires el primer Martingala, Omar Larralde. Cuenta el mito que a sus diez años de edad mientras paseaba por un almacén de ropa con su madre, vio un par de zapatillas Niké y corrió desaforado hasta ellas al grito de “cómpramelas Mama”. Su madre luego de pegarle como a piñata de cemento, lo arrastro de las pocas pelambres sanas y mostrándole un par de zapatillas Sergio Tacchini le repitió incansablemente “Estas duran mas”, acto que gestaría en el su Martingalez absoluta y daría comienzo así a una raza que día a día se multiplica.

Características

Dicese de Martingala el hecho de hacer gala o disfrutar de la galantería lo mas gasoleramente posible. El martingala no es pobre o amarrete, pero no elige ropa "porque le gusta" sino pensando "si abriga". No elige la factura más rica sino "la que llena mas" y no compra las zapatillas más cómodas sino "las que duran más".
Tiene todas las actividades valoradas monetariamente: una salida con amigos, 20 mangos -dice "mangos"-, una salida con una "minita", 50 mangos, una entrada a un boliche (se fija mucho si hay consumición y "si las minitas dan bola"), 9 mangos.
Si consume alcohol solo pide tragos dulces, y si por error sus amigos llegaran a comprar un champagne, el lo contaría por toda la comarca haciendo referencia al producto como “Shampoo”.
Su físico es variado, pero siempre es brillante como un diamante y tiene mas asistencias a la cama solar, que Zidane en el Real Madrid. También usa gel, y se empetrola la cabeza como pingüino de la Antártica.
Es mas inseguro que el Banco Nación y le tiene pánico a el azar. Jamás trabaja por cuenta propia. Adora tener un sueldo a fin de mes y tener tickets canasta, y aclara que adora trabajar en Carrefour porque le dan 10% de descuento y tarjeta de crédito.
Es grasa como una carretilla de mayonesa, pero cree que esta a la moda. Es adicto las fragancias espantosas, y el nombre siempre tiene algo que ver con la palabra “Water”.
Esta totalmente obnubilado con la tecnología celular y cree que es un buen anzuelo para atraer mujeres, por eso se pasea constantemente con su celular ultimo modelo abrochado a la cintura, el cual sus bisnietos terminaran de pagar la ultima cuota.
No tiene respeto por el prójimo, ya que seria capaz de arruinar una velada entre amigos al caerse con una polera verde. Se mueve en grupos reducidos y jamás en grupos mixtos..
Chupa el caramelo hasta gastarlo, jamás lo muerde.
Escucha la FM HIT todo el día y manda e-mails a la radio pidiendo temas, y contactos con mujeres.
Cada vez que se toca el tema de una compra el siempre tiene un tío o un primo que compro el mismísimo producto mas barato y le encontró una función mas.
El Martingala, antes de salir analiza la noche y le pone precio, jamás agarra un puñado de dinero, sino que sale con lo justo y necesario para pasar una noche amena.
Cree que Tinelli es un grande y es gran admirador de Nicolás Repetto.
El martingala nunca tira un jean, siempre lo hace bermuda y dice que queda bueno, mientras sus amigos se mofan bailándole alrededor descompuestos de la risa.


Modelos:
· Repositor de Hipermercado.
· Empleado de casa de audio.
· Empleado de Mc Donalds.
· Atención al cliente de telefonía celular.
 
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